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Historia del extintor

Doce. Esa fue la cantidad de litros que encendió el primer extintor de incendios de la historia. Su invención se la debemos al ingenio y tesón del capitán inglés Williams George Manby (1775-1854). Además de su labor militar, fue inventor y comunicador.

La inspiración parece haber venido al ver un incendio en Edimburgo y la dificultad que tuvieron los bomberos para extinguir las llamas que llegaban a los pisos superiores de los edificios.

Tras varios meses de dedicación e ilusión, en 1816 apareció el primer modelo práctico de extintor. Era un objeto de cobre que constaba de cuatro cilindros de metal, tres de los cuales estaban llenos hasta la mitad con agua y el cuarto con aire comprimido. En la parte superior del cilindro había una pequeña manguera y una válvula. Cuando se activó la válvula, el aire comprimido escapó del cilindro de metal y atrajo agua, lo que sofocó el fuego.

Lo cierto es que el invento de Manby no brilló con luz propia, logró vender solo unos cientos, solo se usaron para pequeñas demostraciones. Uno de estos extintores llegó a España en 1870 y recibió el nombre de «Extintor» o «Matafuego».

El primer extintor de espuma

El siguiente paso lo dio el inventor ruso Alexander Laurent, quien diseñó el extintor de incendios de espuma en 1905. Para ello, mezcló sulfato de aluminio y bicarbonato de sodio con un estabilizador. El mecanismo es muy simple, las burbujas de espuma flotan en la superficie del líquido en llamas, privándolo de oxígeno, la fuente de la combustión.

Apenas cuatro años después, el estadounidense Edward M. Davidson diseñó extintores de tetracloruro de carbono, que es expulsado al exterior por dióxido de carbono presurizado, que se evapora al entrar en contacto con el aire, formando un gas no inflamable que puede quemarse inmediatamente. Sin embargo, el invento de Davidson fue prohibido en la década de 1960 debido a su toxicidad, ya que producía ácido clorhídrico y fosgeno cuando se usaba en la combustión.

Luego vino el extintor de halón, un gas capaz de extinguir incendios atrapando los radicales libres producidos por la combustión. Actualmente, debido a sus efectos nocivos sobre la capa de ozono, este tipo de extintor ha sido prohibido en la mayor parte del mundo y reemplazado por extintores de gas inerte, que son una mezcla de nitrógeno, argón y dióxido de carbono.

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